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En este periodo el sistema productivo sigue la agricultura y no cubre las necesidades de la población.

 

Es un período de depresión económica y  endeudamiento de las monarquías que, para pagar a funcionarios y costear las guerras, ceden a los comerciantes la explotación de los bienes del Estado o usan los metales preciosos, para equilibrar las arcas reales.

 

Se va desarrollando  la burguesía, que liderará el desarrollo del capitalismo mercantil que es un  modo de producción caracterizado por la propiedad privada, la ganancia, la libertad de empresa y la competencia. El mercantilismo de los siglos XVI al XVIII es la doctrina económica que establece el pacto entre burguesía y  monarquía. Consiste en la creencia de la riqueza de una nación y su poder por tanto, el Estado interviene  para garantizar el buen desarrollo de las actividades comercial y  reclama una política de autoridad y seguridad.

 

 

 

Contexto histórico

En la primera mitad del siglo XVII surge el capitalismo industrial por la revolución de  la industria, precedente de la  revolución industrial del siglo XVIII. Los inventos en las técnicas marítima, industrial y agrícola son numerosos y los hombres de negocios son, a la vez, banqueros y fundadores de nuevas industrias. Aparecen las bolsas y las grandes compañías comerciales en forma de sociedades por acciones. Se perfila el tipo humano de capitalista emprendedor, enérgico, inteligente y práctico, con pocos escrúpulos, que reclama la libertad individual. Esta burguesía capitalista va aumentando  y es  un adversario de la nobleza, que, debido a su actitud, provocará enfrentamientos entre burguesía y campesinado para llegar a protestantismo.

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