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Pirrón de Elis el fundador de esta corriente, se encargó de difundirla por toda Europa en el siglo XVI. Esta corriente filosófica que busca la felicidad, para conseguir la paz espiritual y dejar de lado los malestares que provienen de nuestros juicios y opiniones. Para alcanzar esta calma debemos ser conscientes de la falibilidad y relatividad de nuestros juicios y opiniones.

Los escépticos criticaban el dogmatismo por distintas razones: la escasa fiabilidad de nuestros sentidos que muchas veces nos engañan y son subjetivos; los razonamientos silogísticos no pueden considerarse demostrativos y la posibilidad de encontrar buenos contraargumentos. De este modo evitamos el posicionamiento radical y las disputas interminables entre los humanos. Todo escéptico debe buscar la tranquilidad y liberarse de las disputas entre los hombres.

Entre los grandes de este periodo destacan:

Erasmo de Rotterdam: defendía la religiosidad más íntima, que se centraba en la caridad y en la moral del mensaje evangélico.

 

Michel de Montaigne:  mostraba su desacuerdo por la esclavitud que se infringía a los indígenas en América.

 

Francisco Sánchez:  afirmaba que la razón y el juicio humano son el medio para obtener el conocimiento.

Consta que Descartes leyó a los escépticos, ya que muchos párrafos del Discurso utilizo alguno de los argumentos de ellos. Descartes pretendía alcanzar certezas de las que no se pueda dudar.

El escepticismo

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